sábado, 28 de mayo de 2011

PASADO Y PRESENTE DE LAS COMUNIDADES INDÍGENAS DEL VAUPÉS

Cuentan historias ancestrales que en el principio de los tiempos, una serpiente circundo por los ríos regando la vida y formando las etnias, gentes que poblaron después la tierra. era la gran anaconda que traía el comienzo de todo. Entonces, se fueron haciendo las comunidades, los clanes ocuparon su puesto y cada etnia recibió de su dios los elementos que les serían propios para su identidad y subsistencia: "al desana le dio Arco y Flecha; al tukano, pira-tapuya, waiyára y neéroa les dio la vara de pesca; al kuripáco le dio el rayo de yuca; al makú le dio la cerbatana y un canasto; al cubeo una máscara de tela de corteza". Después se construyó la maloka y se fabricaron utensilios, se establecieron cultivos, se navegó por los ríos y se formaron los pueblos.
Estudios realizados por la arqueología y la antropología en la región amazónica, han llegado a establecer a los primeros pobladores amazónicos una antigüedad de hasta  10. 000 años. El hallazgo de tierras negras con vestigios de haber sido laboradas durante largo tiempo, especialmente en la región de Araracuara, indican que ya para esa época en la Amazonía hubo asentamientos que tenían un estilo de vida sedentario. 
Contrario entonces a lo que podría suponerse, la región amazónica ha sido un territorio ocupado desde mucho antes del ingreso de los conquistadores y misioneros europeos. Lo dice la historia oral de los pueblos indígenas amazónicos y lo reconoce la antropología; los Kakua o Makú son la etnia más antigua de la selva amazónica, habiendo vivido durante un largo periodo de tiempo como nómadas recolectores y cazadores.
Con la posterior invasión de los Arawaks provenientes del norte, se dio el establecimiento de comunidades ribereñas, que adoptaron un estilo de vida sedentario, sustentado en el conocimiento que ellos traían de la cerámica y la navegación, de la arquitectura para la construcción de grandes casas la práctica de la horticultura y las técnicas en la transformación y almacenamiento de la yuca.
Los tucanos y los tarianas habrían incursionado tiempo después, según pasajes de la literatura oral, habiendo generado luchas y cambios en la ocupación de los territorios y estableciendo nuevas divisiones de los mismos,  hasta la llegada de los hombres “blancos” desde el otro extremo del mundo, cambiaría para siempre la historia de los pueblos nativos.
Y cuentas después los relatores de la conquista, que cuando los primeros expedicionarios europeos  Hernán Pérez de Quesada (1538) y Philip Von Hutten (1541) en busaca del famoso “Dorado”, remontaron el rio Negro y entraron a uno de sus afluentes, hicieron contacto con sus moradores ; eran los indios llamados Uaupés.  Posteriormente y según versiones documentales del jesuita Alexandre Rodriguez Ferreira y el expedicionario Alfred R. Wallace, los Uaupés, quienes habitaban a las riveras del río que tomó después su nombre, pertenecían a una etnia o grupo independiente de origen Arawak, que tenían dominio sobre ese territorio, que conocían el oro y lo usaban como piezas de adorno corporal y comercio de intercambio con otras tribus de la región amazónica.  Según lo refiere el mismo Wallace y se deduce de algunas imágenes plasmadas por sus dibujantes hacia 1800, los Uaupés era una raza de indios “altos, de una estructura maciza y bien formada, con piel color marrón, rojizo y uniforme”.  Su desaparición se atribuye a dos posibles razones, unas tardías relaciones antagónicas con sus vecinos o la aparición de epidemias que habrían diezmado  su población; lo cierto es que los llamados indios Uaupés, fueron enteramente asimilados por otros grupos y sus particularidades como etnia, desaparecieron por completo.
Desde entonces los pueblos nativos de la región amazónica han sufrido múltiples transformaciones sociales, culturales y de ubicación territorial. Luego de todo este proceso que cubre un periodo de más de cuatrocientos años, hoy en la región amazónica se reconocen más de cincuenta comunidades indígenas que representan el 70% de los grupos étnicos del país, 25 de los cuales viven en el Vaupés y constituyen más del 90% de la población que actualmente ocupa su territorio.
Aunque se comunican en múltiples lenguas y dialectos y sus cosmovisiones difieren en la forma de interpretar los orígenes, comparten un acervo cultural de raíces comunes que puede interpretarse a través de sus mitos de origen y sus leyendas.                  

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